En el año 2021 ACTUM radio, un proyecto de colaboraciones y de sostenimiento anímico en medio del COVID, lanzó una serie de programas de audio donde a través de nueve episodios intenté mostrar por donde andaba mi cabeza. Recuerdo que el encierro me hizo conocer por medio de la curiosidad, escritos, músicas y series con el motivo de pasar el tiempo. La composición se nutrió de esos nuevos elementos adquiridos pero no digeridos del todo y una vez reunido todo el material (unas casi cinco horas) resultó inútil durante un tiempo querer extraer lo que consideraba eran las partes que mas me entusiasmaban y ponerlas en una linea de tiempo a modo de compilación.
Finalmente, y luego de escuchar muchas veces el material durante el año 2022, pude darle una forma de presentación o una especie de continuidad subjetiva lo suficientemente atractiva como para querer hacerle una gráfica y ponerle un título. Están allí mis obsesiones por aquel entonces: la tensión y la lentitud como recurso para intentar romper el formato de necesariamente tener que contar; los sintetizadores carentes de estabilidad electrónica que recrean tiempos de inestabilidad social y movimientos artísticos disruptivos a fines de los años 70s; los drones como la exasperación de que el tiempo inexorablemente continua mas allá de cualquier atisbo de ego; los arpegios rígidos y computarizados aplicados en las introducciones de series norteamericanas donde el futuro parecía cada vez mas cercano; la creación imaginaria de espacialidad que proveen las cámaras de reverberación digital; los diálogos de interrogatorios policiales a jóvenes asesinos como la única música interesante que se mueve en las sombras donde no interesa saber que dicen sino que estén y el material visual extraído de los sueños cuando el tiempo de dormir es otro, porque los tiempos en los que nos organizamos gracias al COVID fueron otros.
Probablemente sea el disco más cerca del inconsciente como manifestación porque se implementaron estrategias de composición que evitaban la rigidez matemática de la grilla de compases; se evitó el imán que acomoda los eventos tocados a la rigidez de la grilla; se trabajó con un diseño de sonido aleatorio y no se busco conscientemente mezclar los elementos sonoros en pos de una convención de mezcla popular. La intuición de decidir rápidamente y evitar la escucha molesta de las críticas imaginarias acerca de lo que esta bien y lo que esta mal fueron el motor saludable para que apareciera algo de lo no sabido.
